Después del parto de la perra es común que la madre genere un olor fuerte, bien por las descargas vaginales como por los cachorros y sueles sentir la necesidad de bañar a tu perra. Sin embargo, debes tener paciencia y esperar mínimo una semana.
Después de parir, la cama de la perra se transformará en algo caótico: restos de placenta, secreciones vulvares, los cachorros pegados a ella para mamar e incluso sangre seca.
En las primeras 48 horas posteriores al parto, la perra estará agotada, física y mentalmente, protegerá a los cachorros y tardará en volver a activarse. Por eso, aquí en este artículo de Tu Gato Curioso, puedes aprender a lavar de forma correcta a la madre para no ocasionarle perjuicio ni a ella ni a las crías en el proceso.
¿Cuándo puedo bañar a mi perra después del parto?
- No recomendamos bañarla antes de la semana posparto, ya que no queremos sumarle otro estrés a su vida de madre ya que continuará teniendo descargas vaginales durante 1 semana hasta los 10 días después del parto.
- La mejor alternativa es limpiarla con paños húmedos con agua tibia. Esto la animará.
- No uses jabón, ya que no podrás enjuagarla en condiciones y corres el riesgo de intoxicarla a ella cuando se acicale o a los cachorros al mamar.
- Tendrás que moverlos para cambiar mantas y empapadores, intenta alargarlo lo máximo posible con el fin de que conserven el olor de la madre y las crías.
- Si la perra se pone agresiva no la molestes, pues está protegiendo a los cachorros y se debe reducir el estrés lo máximo posible a la hora de interactuar con ella.
- Cuando haya pasado una semana, preferiblemente 2 o 3, la hembra estará más animada y los cachorros no necesitarán estar mamando tanto tiempo seguido. En ese momento podrás bañar a la perra en condiciones.
- Asegúrate de enjuagarla muy bien para que no queden restos de jabón y no uses ningún producto tipo perfume, pues habría riesgo de intoxicación para los pequeños.
El baño no es el único reto al que te enfrentarás si cuidas de una perra que acaba de parir. El estrés, su conducta, el ambiente y el manejo de los cachorros son puntos claves a controlar para que todo salga bien. Por eso, contar con un seguimiento veterinario durante el embarazo y la lactancia te asegurará que la madre pasa por este desafío lo mejor posible y que los pequeños crezcan sanos y fuertes.
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